ANATOMÍA DEL AGUA
Habitante fecundo
del vientre mágico de las nubes,
me deslizo sutilmente entre las
montañas,
jugueteo entre los valles,
recorro los campos.
Soy amante insaciable del fuego,
sangre transparente de los
dioses.
Voy en silencio,
de escaramuza en escaramuza,
es de parecer que me odian, que
no me aman,
cuando yo soy; la única razón de su existencia,
están ahí, quieren adueñarse de
mi libertad,
indigentes ruiseñores, resoplar de
libélulas,
horizonte invadido de carnes
podridas.
Yo; agua,
ermitaño, vertebra marginal del
universo,
hijo póstumo de la tierra y el
cielo,
ellos; nómadas que beben mi
sangre.
Los árboles me llaman,
resuenan acacias en mi piel,
tránsfugas reflejos huyen de la
luna,
el río agoniza en un cc del
tiempo,
el horror de las manos, enlutase
el corazón.
Fausto Antonio Aybar
Precioso poema sobre el agua, indispensable para la vida, me ha gustado muchísimo Fausto, te felicito
ResponderEliminarUn abrazo
Carmen
De mucho gusto, amigo.
ResponderEliminarAbrazos